Parece ser que los primeros habitantes de Islandia fueron los colonos vikingos que emigraron de Noruega a principios del siglo IX. Estos colonos escogieron para su asentamiento una bahía llena de fumarolas humeantes en permanente ebullición, lugar que llegó a ser la futura capital de Islandia. Reykjavik significa precisamente “bahía humeante”.
En la orilla norte de la ciudad se instaló en 1986 la escultura llamada “SÓLFAR”, que significa Sun Voyager (Viajero del Sol), obra del escultor local Jón Gunnar Árnasson (1931-1969), en recuerdo de los primeros colonos vikingos que llegaron a la isla.
La obra está elaborada en acero y sus formas puras y estilizadas imitan el esqueleto de un barco vikingo (aunque su autor lo ha definido como un barco de sueños).
Esta original y elegante escultura es visitada por numerosos turistas e islandeses y se ha convertido, por derecho propio, en un auténtico símbolo de la ciudad.
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