Si, como suele decirse, las piedras nos hablan, no cabe duda de que los muros del monasterio franciscano de Ross Errily Friary tienen mucho que contarnos desde su fundación en el año 1351, si bien algunos historiadores señalan distintas fechas, algunas incluso un siglo posterior. Levantado a pocos kilómetros de la localidad de Headford, en el Condado de Galway (República de Irlanda), esta “abadía de Ross”, como se la conoce entre los lugareños, es hoy un Monumento Nacional.
El convento de Ross Errilly es una de las fundaciones franciscanas más impresionantes y completas de toda Irlanda. Son dos grandes capillas o 'transeptos' más la nave principal, mientras que los edificios domésticos de dos pisos se distribuyen alrededor de un claustro y un patio exterior. Los edificios domésticos están particularmente bien conservados debido al uso continuado del convento hasta el siglo XVIII, lo que permite comprender mejor el desarrollo de la vida cotidiana de los frailes en torno al claustro y al patio exterior, en cuya zona oeste se ubica la cocina, con una gran chimenea con horno, junto a un profundo pozo circular de piedra, usado para conservar en vivo los peces capturados en el cercano Black River. Varias escaleras conducían a los dormitorios de los frailes en los pisos superiores.
A pesar de su ubicación recóndita con acceso por un carril terrizo, nos resultó fácil localizarlo y llegar hasta la misma puerta del convento. La visita a estas ruinas es libre y gratuita, generalmente con muy escasos visitantes. Nosotros pudimos disfrutar totalmente a solas del silencio y el encanto de cada una de sus estancias. La visita a este enclave histórico la consideramos altamente recomendable.
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