Hasta su abandono por causa de la Desamortización de 1835, este soberbio monasterio cisterciense, situado a orillas del rio Esla en el término municipal de Granja de Moreruela, fue uno de los más importantes de la zona, bajo la protección de los reyes de Castilla, León y Portugal.
Pese a su declaración de Monumento Histórico Artístico el 3 de junio de 1931, en la actualidad solo quedan sus ruinas, dando testimonio de su grandeza y esplendor.
Se han conservado algunas partes de sus dependencias, resultando totalmente recomendable su visita: la cabecera de su iglesia, así como la sacristía, locutorios, sala capitular y sala de monjes.
De su iglesia del s. XII, construida en estilo románico aunque con transición al gótico, se conservan suficientes restos para darnos una idea de sus enormes proporciones, más propias de una catedral.
Destaca su cabecera, formada por siete absidiolos semicirculares que se abren a la girola. Los absidiolos se cubren mediante bóveda de cuarto de esfera y se comunican con la girola a través de arcos de medio punto. La girola está cubierta en cada uno de sus tramos por bóveda de crucería, mientras que la capilla central se cierra, como los absidiolos, con bóveda de horno sustentada por ocho columnas dispuestas en semicírculo.
Las marcas de cantería son símbolos lapidarios grabados en la piedra por los maestros canteros, con diversas finalidades: señalización de los trabajos realizados para justificar su cobro, identificación o “firma” del cantero para documentar su obra o, simplemente, para indicar la correcta posición de cada bloque de piedra dentro del conjunto del muro o columna. La gliptografía se dedica al estudio de estas marcas para conocer mejor su significado.
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