El 14 de agosto de 2007, a las 9,00 horas de la mañana, nuestro vuelo 3U-8658 de la Sichuan Airlines despegó desde el Lhasa Gongga Airport en el Tíbet, para tomar tierra a las 11,15 h. en el Suhangliu International Airport de Chengdu, el más importante del suroeste de China.
Una vez en tierra y después de una reconfortante comida -china, por supuesto-, nos desplazamos por carretera hasta LESHAN, para conocer su enorme Buda, de 71 metros de altura, tallado sobre la roca del acantilado en la confluencia de tres ríos: el Min Jiang, el Dadu y el Quingyi.
NOTAS DE MI CUADERNO DE VIAJE: Hay siempre enormes mariposas acariciando con sus alas la imponente mole del Gran Buda de Leshan. Este gran buda, de rostro tan enigmático como el de una inmensa Gioconda de piedra, permanece inmóvil -las manos sobre sus rodillas- viendo pasar la vida como un viejo patriarca gitano sentado a la puerta de su casa. Pero por delante de este Gran Buda no fluye una vida, sino tres, que se aproximan hasta sus pies desde distintas direcciones para unirse en un solo caudal, una vez que le han rendido la debida pleitesía.
Por estos tres ríos llegan hasta el Buda todas las oraciones y esperanzas de los habitantes de esta fértil provincia de Sichuan. Por este camino llega también el aroma perfumado de las vecinas colinas de té, que hace que la brisa de las orillas del río reconforte a los abnegados navegantes, en su lucha por dominar las corrientes y remolinos de estas aguas multicolores.
Así es todo en Chengdu: pétreo misterio de budas imponentes frente a suaves vuelos de delicadas mariposas; sublime contraste frente a la pujanza económica de esta región llamada "el granero de China" que, sin embargo, ha sabido conservar el encanto de su antigua calle Jinli, ejemplo de la sensibilidad de un pueblo que, con sus manos, ha sabido tallar en la roca la efigie del Gran Buda y con esas mismas manos también ha sabido construir los tejados curvilíneos y puntiagudos del monasterio budista de Wenshu, porque, en definitiva, tan oración es la piedra como la madera, cuando se pone en ellas la religiosidad y el anhelo con los que este pueblo ha sabido construir su pasado, su presente y seguramente también sabrá construir su futuro, como una nueva Gran Muralla que -otra vez más- volverá a ser la admiración de todos los pueblos de la tierra.
El Gran Buda ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1966.
Es impresionante, he sentido el olor del te.
ResponderEliminarSaludos
Gracias de nuevo, pero me he limitado a transcribir las sensaciones que te llegan cuando estás en un sitio tan especial.
ResponderEliminarHola Alfonso!
ResponderEliminarFeliz Año. Felicitarte además por el post de China. De momento no me he animado a visitar ningún país asiático. Entra en mis planes pero todo apunta a que tendrá que esperar.
Felicidades gigantescas por este post.
Abrazos.