A unos 29 km. al norte de Salamanca se ubica la Posada Real Castillo del Buen Amor (Villanueva de Cañedo - Topas).
(Desde Salamanca: autovía A66 dirección Zamora hasta la salida 322. Una vez en la N630, el desvío al castillo está señalizado en la propia carretera Nacional, a la altura del punto kilométrico 317).
La Posada Real se ubica en una imponente fortaleza militar del siglo XI, convertida en un maravilloso palacio en el XV, utilizado como almacén agrícola hasta el XIX y que se devuelve a su antiguo esplendor en el XX. Finalmente abre sus puertas como Posada en el XXI.
El Castillo de Villanueva de Cañedo tiene su origen en el siglo XI, como fortaleza militar, construido para salvar la retaguardia de la reconquista.
La carencia de orografía defensiva precipitó la construcción del enorme foso que rodea el castillo y en el que al día de hoy se ubica una atractiva piscina.
Ya en el el siglo XV perteneció a los Reyes Católicos, que lo usan como avituallamiento de sus tropas antes de la toma de Toro en la guerra de sucesión de Isabel la Católica frente a Juana la Beltraneja.
En 1478 Alonso de Fonseca y Quijada, obispo de Ávila, adquiere el castillo y transforma la fortaleza en una casa palacio señorial llena de detalles arquitectónicos únicos. Su objetivo será convertirlo en su residencia habitual para vivir con su amante Doña Teresa de las Cuevas, alejados de las habladurías de las villas cercanas.
Legitimados sus hijos por los Reyes Católicos, el primogénito, Gutierre, será el primer Señor de Villanueva de Cañedo. A partir de entonces, la leyenda popular denomina al castillo del Buen Amor, en honor a los sentimientos del Obispo hacia Doña Teresa.
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Restauración en 1958: Con un estado de abandono considerable, el castillo es adquirido por la Familia Fernández de Trocóniz realizando una restauración importante que devuelve al castillo su antiguo esplendor. Se trata de una familia de hoteleros. En aquel entonces regentaban tres hoteles: Fonda Trocóniz (en Miranda de Ebro), el Gran Hotel de Logroño y el Gran Hotel de Salamanca.
Debido al gran coste de mantenimiento, se decidió, en el año 2003 convertir el castillo en alojamiento. De esta forma, el edificio podría ser autosuficiente y todos los viajeros podrían disfrutar de sus estancias. Las obras se hicieron con mucho cuidado de respetar al máximo la autenticidad del edificio y así poder brindar al viajero una experiencia única.
Abrir las puertas como Posada ha permitido no sólo poder mantener el castillo en perfecto estado de conservación para que las generaciones venideras puedan también disfrutar de él, sino que ahora todos podemos habitar el castillo y podemos imaginar cómo era la vida en otros tiempos.
Un Castillo rodeado de viñedos.
En 2012 se plantan siete hectáreas de viñedos de distintas variedades junto al Castillo con la intención de elaborar vinos de calidad que expresen matices propios del terruño. Se elaboran los vinos a partir de las variedades Tempranillo (también llamada tinta del país) bajo la marca Ribera de Cañedo; Pinot Noir (Montelvira); Syrah (CBA); y un Sauvignon Blanc denominado La Venganza.
Con una crianza de un mínimo de 12 meses a un máximo de 18 meses, los caldos se catan de forma periódica para determinar el momento óptimo de embotellado.
(Nota del autor: textos tomados de la web del Castillo).